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Old 02-18-2009, 08:11 PM   #29
Tuor
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Capítulo IV
Resolución



Desde aquella fría noche el conjurador se dedicó a pleno a sí mismo, a desarrollar sus habilidades, a crecer tanto como hombre como hechicero. Las estaciones vinieron y se fueron, pero encontraron a Tuor todo el tiempo entrenando. Fuera en las inhóspitas regiones de la Playa Este como en la concurrente Bahía de Rasius, el mago siempre estaba allí.

La noticia de la destrucción de Korsum se propagó rápidamente por la república. Un ejército de syrtenses partió desde Raeraia cuatro días después de lo ocurrido para acabar con la amenaza aquantis. Su ataque fue fructífero, e incluso encontraron algunos supervivientes.
No obstante el joven conjurador no quiso retornar allí ni saber nada más sobre el asunto. Le complacía haberse enterado de que algunos se habían salvado, pero aún se culpaba a sí mismo por haber fracasado en la defensa del pueblo.

Sin descanso entrenó durante meses, aprovechando la luminosidad diurna para combatir con sus invocaciones a los rivales y acampando en las noches en solitario, distrayéndose con las simpáticas charlas del clan mediante el extraño medallón. Al alba reanudaba su tarea, lloviera o centelleara el sol.

Una cálida tarde de otoño se sintió realizado. Había aprendido nuevas habilidades en el distante pueblo de Dohsim, estudiando constantemente de los libros arcanos que su entrenador le proveía. Los había puesto en práctica contra poderosas arañas y fieras octoporas. Finalmente, dos días después de haberlo decidido, se encontraba de pie frente a la imponente muralla de Syrtis.

La Zona de Guerra se encontraba más allá, repleta de peligros y desafíos. Había avisado mediante la Insignia que se encontraba dispuesto a traspasar la gran puerta, y sus compañeros le habían infundido ánimos. Pero, ¿estaba él en condiciones de afrontar aquella prueba?

* * *


Había nacido bajo los auspicios del dios Niclam, lo cual según los ancianos elfos significaba que muy posiblemente desarrollaría algún don arcano. Desde pequeño no había demostrado mucho interés en la lucha física o en la habilidad de un arquero, siendo las artes arcanas lo único en que se destacaba.

Se inclinó por el sutil arte de la conjuración, algo natural en muchos elfos puesto que esa disciplina de la magia propiciaba los conceptos de fe y vida que la sociedad siempre promulgaba. Su temperamento, no obstante, no era totalmente acorde al clásico mago blanco.

Mucho más enérgico que sus compañeros, Tuor siempre era el primero en adelantarse a curar, el primero en resistir los ataques de los enemigos, el primero en lanzarse a restaurar las energías de un caído. Su madre ocasionalmente comentaba que debía haber nacido caballero, pero el joven nunca estuvo muy de acuerdo con el concepto de usar un arma física.

Una tarde, su joven medio hermano se reunió con él en los alrededores de Ilreah. Tuor era hijo de ambos padres alturian, pero al poco tiempo de nacer él su padre desapareció misteriosamente. Su madre se hundió en una honda depresión durante mucho tiempo, hasta que tres años después volvió a unirse con otro hombre, un elfo llamado Elnher. Dos años después tuvieron un hijo, un joven semielfo al que denominaron Sithel.

La relación del pequeño con su hermano mayor fue buena, y a medida que ambos crecían solían pasar algunas tardes alejados del Pueblo de Ilreah, visitando el Monte Drah-nah.
Sithel siguió el sendero de la destreza, escogiendo ser un arquero tirador. Por lo tanto, mientras él acababa con los peligros del monte, Tuor lo curaba y le daba fuerzas. De esa manera una tarde se abrieron paso mucho más lejos de lo que nunca habían llegado y se internaron en la Playa Oculta.

Una fiera octoporas les salió al paso y atacó al arquero antes que el mago pudiera siquiera reaccionar. El golpe fue dado, la herida profunda. Sithel se derrumbó. Tuor lo miró sin poder creer lo que había pasado, sin atinar a moverse. La octoporas se acercó al arquero herido, clamando por su premio. El tirador gritó pidiendo auxilio a su hermano, pero éste permaneció inmóvil.

Entonces un individuo hizo aparición. Vestía unas ropas similares a las de Tuor que lo identificaban como hechicero, pero sus movimientos no correspondían a los de un conjurador. Tampoco su hechizo. Una bola de fuego emanó de sus manos para impactar de lleno en la octoporas. El mago se acercó a Sithel, lo tomó del brazo y lo arrastró lejos de allí, mientras la criatura estaba fuera de combate.

Tuor salió de su trance finalmente y siguió los pasos del hechicero que los había salvado a ambos. Se detuvieron unos metros más allá, bajo la protección de unos arbustos. Sithel no se movía. El conjurador dirigió una rápida mirada al brujo, pero éste tenía la mirada prendida en la herida del arquero. Canalizando la energía del mundo, Tuor lanzó un sortilegio de curación rogando que tuviera efecto…

* * *


Habían herido a su hermano, y había sido culpa suya. No había movido un dedo en su defensa a causa del temor que lo invadió. Tuor volvió a la realidad y dirigió su mirada hacia la imponente muralla. No fracasaría nuevamente, empeñaría su vida en ello. No se quedaría paralizado ante el peligro como en la Playa Oculta. No se demoraría en ejecutar sus poderes como en el ataque a Korsum.

Merced a la magia de la joven hechicera que custodiaba el portal, las energías místicas de Syrtis se arremolinaron en torno a Tuor, quien luego de un breve instante de vacilación puso pie en la Zona de Guerra, con la Gran Muralla a su espalda. Allá, a lo lejos, su destino lo aguardaba.


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Tuor

Last edited by Tuor; 03-19-2009 at 10:16 PM.
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