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Cuando desperté era de noche. Me sentía mareado, la cabeza me daba muchas vueltas y las imágenes mentales que mi cerebro reproducían me generaban un terrible dolor de cabeza. Sentía que en cualquier momento mi cerebro iba a estallar. Lamenté no poder levantarme, supuse que eso me impediría ver a Elentari.
Acto seguido ella apareció en mi habitación casi sin hacer ruido. Solo pude girar la cabeza pero aun así no la pude ver, todo estaba muy oscuro.
-Elen…- pude decir con una débil voz.
-Parece que el viaje te afectó bastante.- dijo acercándose y puso su mano en mi frente para tomar mi temperatura. Su mano estaba helada.- Creo que tenes fiebre.- agregó. Luego encendió la luz de mi velador y solo pude ver su figura de forma borrosa.
Cerré los ojos, la vista se me cansaba rápido y esperé que Elentari se le ocurra algo. Ella me tomó tiernamente de la mano y nos quedamos en silencio. Le sonreí y débilmente le di un apretón de manos. De repente la habitación vibró. Luego las sirenas de bomberos y ambulancias empezaron a sonar por todos lados con sus chillantes sirenas.
-Elen, prendé la televisión.- le pedí amable y nervioso.
Obediente, la prendió y escuche como los sujetos del noticiero hablaban preocupados.
-La guerra continúa y cada vez es mucho peor. Según nuestras fuentes, los Estados Unidos están bombardeando y volando sobre territorio Argentino. Ya hay varios muertos y heridos muy graves.-
Elentari apagó la televisión. Me miró con los ojos bien abiertos por la sorpresa.
-Sí… no queda mucho de mi mundo…- susurré en un delirio.
-¿Por qué pelean?- dijo Elentari con voz monocorde.
-Agua, el vital elemento esta contaminado casi en su totalidad. Debajo de este suele hay unas napas que todavía siguen potables.- expliqué y luego tomé mi cabeza con las manos, en un intento de que el dolor se fuera.- Esto me va a estallar.-
Me tocó la frente de nuevo.
-Llamaré a mi mamá.- dijo y luego susurró algo en un idioma extraño.
En un segundo su madre estaba de pie a su lado con una pequeña botella transparente. En su interior había algo viscoso de color rojo. Sin preguntar, su madre me abrió la boca y metió el contenido de un saque. No pude negarme a su fuerza, de repente sentí ganas de vomitar. El sabor era horrendo, juraría que el excremento de cualquier animal tenía mejor sabor.
-Es muy feo, ¿verdad?- susurró divertida Elen.
Asentí con la cabeza. Me acosté de nuevo, esperé unos minutos y poco a poco recuperaba mis fuerzas.
-Es efectivo.- dijo Galathriel.- Juraría que ya te podes poner de pie.-
Intenté moverme y ella tenía razón, ya nada me dolía.
El teléfono sonó varias veces. Me incorporé y fui al comedor para contestar.
-¿Si?- dije.
-Eh… Hola, soy Adrian.- contestó la otra voz.
-¿Qué pasa?- pregunté.
-Perdón la hora, pero encontré algo muy extraño… en una casa abandonada cerca de la tuya.-
Me quedé duro de los nervios.
-¿Qué cosa?- dije intentando sonar indiferente.
-Es raro… entré a esa casa y de repente estaba en un bosque.- dijo maravillado.
-¿Le dijiste a alguien?- sabía que si, no iba a poder contra su naturaleza cotilla.
-No… claro que no, quería que fueses el primero el verlo.- mintió.
-Ahora la verdad Adrian.- suspiré.
-Bueno… solo le conté a los noticieros… pero no creo que vengan.- se justificó.
-Adiós.- le dije enojado y corté.
Volví al cuarto y Elentari hablaba con su madre hasta que las interrumpí.
-Encontraron el portal.- susurré.
Elentari me miró sin entender cual era el problema. Galathriel, en cambio, se asustó.
-Es imposible.-
-No lo es, seguramente ahora el mundo se esté enterando de que existe un mundo con agua potable…- dije aún mas asustado, nervioso y preocupado.
-¿Qué tiene de malo?- preguntó inocente Elentari.
-Elen, si los demás humanos llegan a tu mundo… querrán el agua.- intenté explicar.
-¿Y?- dijo ella todavía sin entender.- Hay mucha agua ahí.-
-Sí, pero van a matar a todos para conseguirla, no van a dejar ni un elfo vivo… los verán como amenazas.- dijo Galathriel ahora de pie enfrente de mí.- ¿Qué vamos a hacer?-
Me encogí de hombros, nada se me ocurría.
-No se, pero seguro se desatará una guerra, de eso sí estoy seguro.- dije
Galathriel se quedó en silencio. Elentari y yo esperamos pacientes.
-Voy a necesitarla…- dijo para si misma.
-¿A quién?- preguntó Elentari curiosa.
-Sinna…-
Continuara.