Descanso
Cansados de la batalla anterior, fue una decisión unánime acampar antes de comenzar a escalar. Pame junto a Tir armaron un campamento con enormes tiendas y una cálida fogata. Me asombraba el poder que mis padres adoptivos podían llegar a obtener.
Elentari me tomó de la mano y se quedó observando como el campamento se transformaba en un refugio impenetrable. Una burbuja, como la de antes, nos cubría de la nieve. La temperatura poco a poco aumentaba gracias a que el calor de la fogata no escapaba, era retenida por el hechizo.
-Eso es todo.- dijo finalmente Pame.
-Gracias, esto es de mucha ayuda.- dijo Galathriel amable.- Tan solo hay que buscar unas escaleras entre las montañas, esa nos va a llevar al tempo.-
-¿Sinna va a evitar que los humanos lleguen?- preguntó Tir.
-No lo sé. Voy a intentar convencerla, no va a asesinar a nadie. Es raro, no pensé demasiado que decirle.- respondió Galathriel confusa.
-¿Cómo llegó Sinna hasta su templo? ¿Cómo es que Sinna tiene el poder para detener la guerra y ustedes no? Yo creo que son poderosos, además el lugar esta de nuestro lado. Cuando me volví elfo, sentí una conexión con la tierra.- confesé.
-Respondiendo a lo primero, Sinna rezó a los dioses humanos. Ellos le dieron la capacidad de quedarse. Con el tiempo y meditación, ganó un gran poder.- explicó mi suegra.- Y sentiste una conexión normal, los elfos estamos conectados a la tierra, podemos pedirle cosas a cambio de su cuidado cosa que los humanos no entienden.-
Procesé toda la información poco a poco. Aún tenía muchas preguntas sobre Sinna.
-¿Qué dioses?- preguntó Elentari.
-No lo sé hija, son dioses que los humanos adoraban.- y luego puso los ojos en blanco, ignorando esa información.
-¿Y quien es? Es decir, ¿es tu tía realmente?- pregunté.
-No, ella se encontró con mi padre antes de que la capital del reino estuviese construida. Ellos la fundaron, junto a un grupo de personas. Muchos, con el correr del tiempo, se distanciaron y se perdieron en el mundo. Los único que se quedaron con él fueron Sinna, Erwene, no mi amiga, si no que la madre, y Guaje. No se mucho de Guaje, pero con el tiempo él lo adoptó como hijo.-
Nos quedamos en silencio. Luego bostecé.
-Es hora de dormir.- dijo Pame.- Es tarde ya, mañana no te vas a poder levantar.-
Luego sentí deseos de correr y abrazarla. Su frase me había recordado a mi madre humana, la cual había empezado a olvidar. No hablé, pero la miré y le agradecí de una forma u otra. Ella me sonrió.
Me levanté y me despedí, menos de Elentari ya que ella me acompañó a la tienda. Cuando corrí la cremallera, me quedé atónito con lo que veía. Parecía que estaba hecha a mi medida. Era amplia y parecía estar dividida en dos. Por un lado, la decoración era de muebles de madera, antiguos. Había velas que iluminaban cada rincón, pero también había cosas eléctricas como en la parte que era una cocina. También había una heladera llena de alimentos. A un costado había una cama de una sola plaza. Esa parte de la carpa tenía una tonalidad azul, todo estaba pintado o llevaba algo de color azul.
-Ese es tu lado de la carpa.- dijo mientras señalaba la zona azulada.- Aquella es la mía.- agregó mientras mostraba una parte de la carpa pero de tonalidad rosada.
Era muy sencilla, otra cama de una plaza, una pequeña ventanita, una mesa de madera de roble con sus dos sillas de roble también. La decoración era muy parecida a la del mi lado. Muebles de madera, un espejo y cosas de mujeres de las que un hombre no se atreve acercarse.
-¿Vamos a dormir separados?- pregunté.
-Eso creo… seguro fue tu madre.- se quejó.
Yo me descostillé de la risa. Su comentario me recordó a viejas películas donde la novia soporta las maldades de su suegra.
Nos acostamos pero antes nos besamos apasionadamente. Realmente era algo de lo que nunca me cansaría de hacer, estar a su lado. Cuando intenté separarnos, no pude. Ella no me dejó y yo tampoco quería, pero no iba a poder quedarme de pie besándola toda la noche. Lentamente la fui llevando hasta la cama. Ahí, nos acostamos. Ella quedó encima de mí. Poco a poco una prenda se soltaba sin embargo nosotros seguíamos pegados. Entre besos y caricias fui perdiendo el rumbo de mis pensamientos, o por lo menos, pensamientos que no estaban involucrados con ella.
Continuara....
Cerdos!